Días de lluvia, grisáceas y gélidas traen consigo recuerdos de años anteriores transformados en guiones que estremecen cuando tropiezo con alguna página suelta tirada en el suelo del promiscuo olvido.
Suena I Eres de Ismael Serrano I y siento como elocuentemente se crea un nudo en mi garganta con esa melodía que me trae imágenes insignificantes en el conciente colectivo de mis palabras cubiertas de pesadumbre y alucinaciones cuando duermo y el sueño me ataca, trayendo a mis pies lo que un día no fue ( eres la copa rota, el mar en que me adentro, viento que susurra, el tálamo desecho, ácido en mis ojos , el café de mis ( tus ) mañanas , la mano en el sexo , el rumor de batalla ).
Es entonces cuando quiero remojar estos instantes para lavarlos sin dejar alguna marca que evite seguir con estas ganas que se desvanecen en días así tan llenos de nada y vacíos de todo cuanto no deseo. Los segundos dejan de correr para acaso molestar por no haberme lanzado al caos y sentir con dicotomías hirientes (locura v/s paciencia), es que yo no podía ni tampoco quería asumir tanto para adormecer lo que había en el centro de este desastre eco-ilógico.
La noción excelente a cuanto equilibrio podemos no llamar, ni lluvias abrilarias ni agustialies.
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