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domingo, 21 de noviembre de 2010

Aire en la máxima densidad.

Luego de mutilar el cabello, sin aviso preliminar se despierta con violencia lo innato, el aire cálido entra en la fosa nasal izquierda para ser expulsado con exacerbada furia por la derecha condensado de tanta conmoción, el vientre comienza a zigzaguear al compás rutinario de la música, mientras mira atenta cada movimiento de quienes la observan para luego entrar en la pagoda a manipular piezas de ajedrez. Todos desean sin pavor a la reina, silentes se acercan , alejados se visten de problemas irresolubles mientras desnudos muestran callejones oscuros ávidos en la búsqueda de ser iluminados por furias determinantes de deslumbrante amor. Anhelan el d e l i r i o de la nocturna víctima desposeída de disfraces (dice una nube: puedes responder con cualquier acto deshumano y lo entenderé) la cual se mueve en un círculo antes delimitado a la perfección.
Un-dó.
Juega yá.

lunes, 15 de noviembre de 2010


A estas alturas lo único que me queda es la inalienable sonrisa vertical perpetua de candor.
Las ansias cesaron de sangrar al inquietar la voz diluida por el espeso perfume de nuestros cuerpos, instancia que me subyugó a un estado de histérica sensibilidad, obligando a mi inconsciente a estar quieto por un momento para captar cada movimiento llevado a cabo a mi alrededor. Poco a poco comienza a despertar el lado creativo y emocional antes somnoliento en un delirante suspenso, las cartas comienzas a ser respondidas, el pudor desaparece. La ternura aflora exacerbada al instante en que toco las manos de Eloise.
Vuelvo y ya NO me voy más.

La Otra en la Nada

No siento los brazos, las piernas, el corazón.
Las pestañas se caen oxidadas de tanto ardor. Un grito del lado izquierdo de la cama me araña los oídos sin dejar un segundo de vibrar por 60 consecutivos.
Camino hacia la escalera más extensa que he subido en mi vida y no veo el por qué no llegar al final, si acaso esta tuviese término alguno.
Recuerdo solo parte del combate nocturno entablado entre la que soy y la que fui. Ella aun desea quedarse y albergar entre mis manos, las que a ambas nos pertenecen, cuerpos ajenos al propio, robar y aniquilar miradas inocentes ávidas de un amor sacro y obsceno, a veces pienso que no hay opción  ante la inminente fuerza de La Otra. Avasalladora mujer de una fuerza descomunal oprime mi cerebro hasta reducirlo a hirviente ceniza, pulverizada aun más con esa mirada que quema, arde y desecha, iba cantando victoriosa hasta que decidí dar un paso contrario, quedándome quieta por la sutil perversión que ya no existe porque el alma despavorida se cansa del séquito de miradas perdidas en el instante en el cual aparece Ella de improviso. Ellos pierden y se pierden en el comienzo de un sueño fantástico, donde Ella y Ellos protagonizan la más dulce historia de amor creada en los cimientos de la nada. Ilusos a la perfección.
Río para mis adentros, los nervios me comen las uñas y me dejan desequilibrada hasta el punto de sentir la solución en tirarme al vacío de una buena vez, vacío lleno de miradas suplicantes por un abrazo o una caricia del alma, como el amor a un paciente enfermo, necesidad altruista de sentir conformidad por hacer el bien al otro, el amor y el engaño.
 Tengo la última esperanza de safarme de aquella centrífuga de locura conceptual, alejarme de los miedos mezquinos de la vida.
Respirar.
Perseguir lo irreal.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Do it Again


Frente a frente, luego de un previo juego homosexual, desnudas de todo temeroso pudor toma mi mano y se avalanza sobre mi, dejando mi cuerpo tendido en el suelo, rodea mi cintura y comienza a besar con lentitud cada dirección de mi piel. Comienza por el cuello, muerde mis pezones, sigue por mi vientre en un camino de temperados besos hasta llegar a mi vagina, es justo ahí cuando afanada lame su mano izquierda,  introduciéndola de súbito con fascinante delicadeza expresada en su rostro hasta acariciar el interior de mi estómago, mano que se vale de mis jugos gástricos para permanecer lubricada. Toca mis intestinos, juega como si fuese un montón de plasticina de colores acumulada. Sus ojos no dan tregua a los mios, me sostiene con su mirada mientras escarba en mis entrañas. Luego de estar urgueando largos minutos dentro de mi, saca su mano que brilla por tanta secreción impregnada, muerde sus labios en muestra de su grávida pasión, pasa la mano por su cara, cuando ya está embetunada se dirige con avidez a mi entrepierna y sin vacilar en algun movimiento introduce su cráneo velozmente. Con su lengua enreda mis trompas de falopio, me da cosquillas, mas disfruto como jamás imaginé, pienso que debo contar este milagro ocurrido entre mis piernas e intento ordenar las ideas, sensaciones que me hacen extasiar la razón, con sus pestañas siento como dos mariposas juegan libremente a un compás en cada borde de mi contorno. Su lengua parece un pez que nada con desesperación pero feliz de hallarse al fin en el lugar en el cual siempre soñó. Sus mejillas me rozan el útero como una constante caricia de la cual me valgo para sonreir dentro de tanto fantástico delirio. Sus dientes apenas me tocan cuando Ella rie por mi sonrisa contagiosa.
-Lo hicimos.

El lobo.

El lobo.