De un modo cretinesco me acerco tras un susurro, cierro sus ojos y le doy bocaraditas de café con tres cucharadas de azúcar, mientras ella sonríe comiendo galletas blancas.
Mientras todos corren nosotras nos escondemos junto a los basurales, todos creen mirar pero no hacen más que enraizar sus pies al fango gris.
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