Matilda: ¿Vamos?
Simona: ( s i l e n c i o )
Matilda: No tenemos ningún destino si estamos separadas, entiende de una buena vez que esto jamás se repetirá, date cuenta de lo que sentimos cuando nos vemos, es como si retomáramos algo que quedó inconcluso en otra vida.
Simona: Estoy confundida Matilda, se que podemos llegar a tocar la felicidad pero hay tanta mierda en mi cabeza que difícilmente podré darte un lugar equilibrado entre mis brazos y lo que menos deseo es hacerte más daño.
Matilda: Simona, soy capaz de entenderte y recibir cada golpe porque sé que hay cosas que se escapan de tus manos.
Simona: Es que no logras entender nada.
Matilda: No hay absolutamente nada que entender, solo siente y sigue tu instinto.
Simona: ¿Y si las dos terminamos destruidas?
Matilda: Qué más da pensar en el mañana... hoy somos felices, creo...
Simona: Matilda… debo confesar tantas cosas que me pasaría toda la noche en este muelle contando todo lo que he tejido y tu no viste.
Matilda: Tenemos tiempo y con esta Luna todo se hará más ameno.
Simona: Bueno... empecemos... ese día que estuvimos juntas jamás había sentido tanto amor, sentí que ya te amaba, no sé cuando fue que te vi por primera vez después de estar a tu lado toda la noche y no sé... cuando nos apartamos del resto lo único que deseaba era besarte pero ya viste, todo se desencadenó más rápido de lo que imaginé y los días que vinieron veía como todo fluía entre nosotras, fue esa perfección la que hizo esconderme, me sentía pasmada por la facilidad con que hacíamos el amor y cuando me di cuenta que no era por efectos de la marihuana, uf... saber que habíamos estado pisándonos los tobillos me hizo sentir un vértigo, quería correr pero ahí estabas tú, con esa paciencia infinita que me tranquilizó y aquí te tengo, al fin las dos en paz y tanto camino por delante, creo que todo debía madurar para alcanzar este sueño. No sé Matilda, lo pienso y me parece un sueño. Estas ganas de tenerte de vuelta en mi cama casi me vuelven loca, el amor... este gran narcótico que al sentir tu cuerpo sobre el mío, nada se le comparaba. Lo único que te pido, es que me lleves a las profundidades del mar, allá donde nadie me vea y me quiera llevar, un lugar donde solo las dos disfrutemos de esta paz. Matilda siento que te amo y me aterra ser vulnerable a ti.
Matilda: Ya estamos fuera del mundo Simona, no hay nada que te pueda tocar. Y te digo que nos hemos fundido y hacerte daño sería destruirme. Aún así te siento como un pez volador. Cuando te tengo en mis brazos siento que eres mía, pero cuando te vas, tus pies son más rápidos que los míos y me aterro porque sé que vas a lugares desconocidos, lejos de mi.
Simona: Siempre te llevo, hablo de ti como si ya fueras mi mujer y hubieras estado por siempre a mi lado. Promete que nos cuidarás, yo por mi parte, te protegeré de mi y cada día será más bello que el anterior.
Matilda: Me encanta verte sonreír, pequeñita, confío en ti, estoy segura que todo irá ascendiendo. Amor, amor, juntas nada nos dañara. Daría todo por defender esta libertad de amar que nos damos.
Simona: Me haces feliz.
Matilda: Tu también.
Simona: ¿Crees que es hora?
Matilda: Bajo el mar nos espera lo que necesitamos.
Simona: Entonces...
Matilda: Uno. Toma mi mano.
Simona: Dos.
Matilda: Tres. ¡Salta!
Simona: ( s i l e n c i o )
Matilda: No tenemos ningún destino si estamos separadas, entiende de una buena vez que esto jamás se repetirá, date cuenta de lo que sentimos cuando nos vemos, es como si retomáramos algo que quedó inconcluso en otra vida.
Simona: Estoy confundida Matilda, se que podemos llegar a tocar la felicidad pero hay tanta mierda en mi cabeza que difícilmente podré darte un lugar equilibrado entre mis brazos y lo que menos deseo es hacerte más daño.
Matilda: Simona, soy capaz de entenderte y recibir cada golpe porque sé que hay cosas que se escapan de tus manos.
Simona: Es que no logras entender nada.
Matilda: No hay absolutamente nada que entender, solo siente y sigue tu instinto.
Simona: ¿Y si las dos terminamos destruidas?
Matilda: Qué más da pensar en el mañana... hoy somos felices, creo...
Simona: Matilda… debo confesar tantas cosas que me pasaría toda la noche en este muelle contando todo lo que he tejido y tu no viste.
Matilda: Tenemos tiempo y con esta Luna todo se hará más ameno.
Simona: Bueno... empecemos... ese día que estuvimos juntas jamás había sentido tanto amor, sentí que ya te amaba, no sé cuando fue que te vi por primera vez después de estar a tu lado toda la noche y no sé... cuando nos apartamos del resto lo único que deseaba era besarte pero ya viste, todo se desencadenó más rápido de lo que imaginé y los días que vinieron veía como todo fluía entre nosotras, fue esa perfección la que hizo esconderme, me sentía pasmada por la facilidad con que hacíamos el amor y cuando me di cuenta que no era por efectos de la marihuana, uf... saber que habíamos estado pisándonos los tobillos me hizo sentir un vértigo, quería correr pero ahí estabas tú, con esa paciencia infinita que me tranquilizó y aquí te tengo, al fin las dos en paz y tanto camino por delante, creo que todo debía madurar para alcanzar este sueño. No sé Matilda, lo pienso y me parece un sueño. Estas ganas de tenerte de vuelta en mi cama casi me vuelven loca, el amor... este gran narcótico que al sentir tu cuerpo sobre el mío, nada se le comparaba. Lo único que te pido, es que me lleves a las profundidades del mar, allá donde nadie me vea y me quiera llevar, un lugar donde solo las dos disfrutemos de esta paz. Matilda siento que te amo y me aterra ser vulnerable a ti.
Matilda: Ya estamos fuera del mundo Simona, no hay nada que te pueda tocar. Y te digo que nos hemos fundido y hacerte daño sería destruirme. Aún así te siento como un pez volador. Cuando te tengo en mis brazos siento que eres mía, pero cuando te vas, tus pies son más rápidos que los míos y me aterro porque sé que vas a lugares desconocidos, lejos de mi.
Simona: Siempre te llevo, hablo de ti como si ya fueras mi mujer y hubieras estado por siempre a mi lado. Promete que nos cuidarás, yo por mi parte, te protegeré de mi y cada día será más bello que el anterior.
Matilda: Me encanta verte sonreír, pequeñita, confío en ti, estoy segura que todo irá ascendiendo. Amor, amor, juntas nada nos dañara. Daría todo por defender esta libertad de amar que nos damos.
Simona: Me haces feliz.
Matilda: Tu también.
Simona: ¿Crees que es hora?
Matilda: Bajo el mar nos espera lo que necesitamos.
Simona: Entonces...
Matilda: Uno. Toma mi mano.
Simona: Dos.
Matilda: Tres. ¡Salta!
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