Sol

Preguntaste sobre la manipulación de lo inutilizable de una manera kafkiana en relación al sujeto y yo pensé de inmediato en el momento en que salieras de la sala 25 la vida se marcharía en un suspiro junto con el sentido de todo lo llevado a cuestas.
Fui capaz de analiz (arte) como objeto sin ser conciente de los límites que nos separaban, por cierto abismales, con la suposición de lo contradictorio, la tragedia que antepuse como una historia marcada por el signo de la desolación.
Respondí, sin dejar de atender a la urgencia de tus ojos, en ese instante transparentes y faltos de pecado.
El tiempo sentencial se esfumó y no encontré mejor manera de franquear aquella barrera tomando tu brazo. Lo sé, fui algo abrupta al intentar sostener la vida que se iba con tus pasos, pero ¿ tenía acaso otra salida?
- Quiero saber quien tu eres - dije de forma imperativa, advirtiendo en tu mirada la ausencia de sorpresa como si supieras todo lo que pasó por mi cabeza, cual micro cosmos extendido en un segundo por mi me-moría.
- Temo - dijiste- que ya sabemos quienes somos, hace años fuí tu compañera de latín ¿ Me recuerdas Sol?
- Pero que imbécil, ahora entiendo el descontrol dicotómico de mi actuar - protesté como disculpándome ante lo divino. ¿Anís? - sugerí para no dejar ir tu atención.
- Jazmín querrás decir, aunque juzgando estos seis años es sorprendente que recuerdes al menos las vocales y la intención fonética de ti onomas oi.
- Estás hermosa Jazmín, desde que llegaste en claro sigilo no pude calmar lo estremecido del rumor cabalgante de la respuesta, me alegra volver a saber de ti, señorita.
Y en aquel vaivén de denostada nobleza y caballería protocolar, la invité a un bar, para estrechar de manera efectiva la estrecha alambrada que evitaba un contacto real e íntimo.
Luego de la octava copa y transcurridas tres horas noté una relación de igualdad entre tu y yo. La risa se incrementaba segundo tras segundo, mientras relatabamos lo vivido casi irrisoriamente.
(continuará..)