Así, como una aparación en medio de un camino eléctrico, sin darme cuenta ya me tenías reducida por la cintura mientras mis brazos reclamaban la falta de decoro al no preguntar absolutamente nada. Llovía en aquella noche, sugieres que debemos amarnos, amarnos como nunca lo habíamos hecho, acato sin dudar que será un gran amor, de aquellos que aun se siente la urgencia del cuerpo ajeno muy dentro cuando pasa el tiempo, deseo imperecedero que pronto se debe acallar y procurar no llorar cuando una imagen vuelve desde aquellos días, cuando eramos dos, dos amantes, dos amigas, nosotras. Y ahora, cuando llueve, quisiera estar ahí, o que vengas a abrazarme para refugiarme en tu cuello que tanto amé. Pero no vienes, y lloro, lloro por lo mal que hicimos las cosas, por los errores que cometimos y que quizá no haría si volviera a suceder. También tú quieres llorar, recriminar cuantas veces te dije vamos y no llegué, cuantas llamadas te debo, cuantos besos. Juro que no necesitaba nada más que tus ojos fijos en mi para ser feliz, juro también qe fui feliz con todo tu amor que parecía infinito y ahora, te extraño, sola en medio de un camino eléctrico sin nadie en quien apoyar mi espalda.
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